TRIPLE SALTO VITAL

Qué tendrá el silencio, que tendrá el vacío... Que a veces lo abrazo, y otras lo engullo. Para no escucharlo, para no llegar a tener que soportarlo. No es la primera, ni tampoco será la última, somos sospechosos de manetener una relación a veces tóxica, a ratos mágica. Benditos reincidentes. El otro par de veces que la vida me guió hasta él, en nada se parecía el mensaje que venía a regalarme. Pero si la forma en la que yo lo malinterpreté. Cada abismo, un salto distinto, y cada entrenamiento previo, me vienen a visitar los mismos complejos. La misma vulnerabilidad. El mismo puño que me deja en la lona cada noche de atracón a boca llena. El dragón de siempre. El que me alerta a su puta manera de que el salto al vacío ya no tiene enmienda. Ahora la consciencia es otra, por ello la lucha se hace dura, se vuelve eterna. Me cago en su puta madre. Otra vez la misma mierda, sabiendo todo lo que ya se. ¡Qué iluso! Nueva página, nuevo escenario, distintos personajes y el mismo contador a cero, gilipollas. Que sí, el hombre, el animal y la piedra. Joder Jorgillo, que este agujero negro no se llena con tragos sin deconstruir y picos de insulina. Que este lo que anhela es que lo vivas, lo transites, no hagas oídos sordos y te lo aprendas. Tú y yo sabemos que así no podemos seguir, que hoy nos anestesia, pero mañana... Mañana somos un trapo viejo al que nada le motiva, le mueve ni le ilusiona. Y mientras tanto, la vida pasa, la herida supura y la culpa golpea. Ahora que estamos a nada de aquella meta que tanto se nos resistía. Ahora que el amor parece no darnos la espalda, quizá porque ya hemos dejado de mirar para otro lado. Y si nos la da, es para que le rodeemos el cuello de abrazos, besitos y fuego. Ahora que sabemos a donde vamos, aunque sea por un instante y algún que otro momento. Ahora que todo lo que pesaba nos lo echamos a la espalda y lo llevamos a donde se llevan las cosas que ya no tienen la última palabra. Ahora que todo se pone de cara. CONFÍA. Que seguimos siendo, pero ya no el mismo.