DEMASIADO RUIDO
La primera intención, que dicen que es la que cuenta, es la de traeros hasta aquí vivencias reales, experiencias propias que nos acerquen de forma honesta y sincera, dejando atrás el conocimiento adquirido a través de manuales de formación, libros, documentales, charlas divulgativas y podcast varios.
Creo firmemente en que lo que se vive, se siente, y lo que se siente, se transmite de forma apabullante. Y esta es mi intención para con estos renglones torcidos de la vida que buscan enderezo con la mediática y sana exposición de este medio, mediante.
Hace escasamente un mes retorné a la casilla de salida, a casa, a donde siempre esta la puerta abierta pero también la tele encendida, ardua tarea equilibrista la de encontrar paz y acomodo entre semejante disyuntiva. El precedente habitacional tampoco ayudaba en esta nueva contienda, ya que mi anterior morada se encontraba en mitad de la España vaciada, y gracias, a que queden rinconcitos así para desconectar, rodeada de silencio, verde, agua, y un manto infinito de estrellas galantes de una cura de humildad necesaria para todo aquel ser humano que se sienta indispensable . Allí, la intentona de ser, o al menos parecer buda era indudablemente mas sencilla hasta el punto de ilusionarme pensando que había adquirido el superpoder de mantenerme independientemente de las circunstancias y el contexto, imperturbable.
Nada mas lejos de la realidad amigos, al llegar aquí, al ruido, y después de unos primeros compases de supervivencia pacífica por acumulación y depósito de vibras y energías armónicas todo comenzó a desvanecerse. Créanme que no me pilló de sorpresa, era algo con lo que ya contaba por colateralidad de los efectos producidos por el cambio y la adaptación a las nuevas y menos favorables condiciones para la vida contemplativa con las que aquí me debería confrontar.
Quizás, la vida es eso, como dice el amigo Ambkor, estar a esto, de la forma en la que vivías aquello, y es así, no queda de otra, pero su trabajo tiene, y su tránsito hiere. Y es desde esa herida, la que con estas letras empiezo a cicatrizar desde la que quiero acercaros esa otra forma de vivir que tan bien nos hace, tan a a mano tenemos, pero que tan difícil es llevar a cabo cuando nuestra mente está siendo diseñada sibilinamente para todo lo contrario.
Ausentarse del ruido a ratos, cuantos mas habituales y prolongados mejor, es Omeprazol para el alma, Prozac para la mente y Diazepam para este templo receptor llamado cuerpo, ancestral receta que no sostiene al sistema pero que no por ello deja de ser milagro y tremendamente efectiva y beneficiosa.
En cuanto a lo que a mi respecta, y de lo que considero único y valioso que os puedo nutrir, como contaba renglones arriba, es de mi particular práctica en dicha encrucijada. Este ruido a ratos ensordecedor y nublo inherente al destino elegido que me ha envuelto días atrás es la prueba de fuego a la que ineludiblemente debía someterme para poner en valor todo ese trabajo interno puesto en práctica allá arriba donde el cantar de los pájaros y el susurro del viento eran únicas barreras sonoras entre mi, y el atronador silencio.
La nueva realidad me ha llevado al apagado creativo, y al encendido y ondeo de todas las alarmas y banderas rojas habidas y por haber que pacen en lo mas profundo de mi ser. Desde la versión iracunda que me ha poseído alguna que otra mañana cuando mi marcación de límites hacia conflictiva frontera con las creencias, realidades y libertades de los demás, hasta la búsqueda inconsciente y neurótica de amor ajeno donde solo cabían unas tacitas de respeto a mis valores, mis verdaderas querencias y mi amor propio, ese que te acerca a lo ajeno de forma sana, consciente y sin necesidad de echar por alto ni desandar todo el camino hasta ahora con tanto esfuerzo labrado.
Toda esta concatenación de conflictos morales me han llevado a anestesiar de forma reiterativa parte del proceso de cambio y transformación que requería esta mudanza y necesaria nueva orden de los puntos del día tras día.
Enésima apertura de Tinder, desempolvar el hacha de guerra que siempre guardo en casa, adulación ensimismática del scroll infinito al que te somete Instagram, comer de forma compulsiva, sacar a pasear a los fantasmas de la procrastinación, la inseguridad, al impostor, y a esa forma tan peculiar y mía de hacer visible lo que no es consecuente ni creíble para mi fuente como es la tartamudez, que aparece cuando lo que pienso, siento, y hago no van de la mano. Sombras mías a las que amo y acepto pero que cuando les cedo mas terreno del pactado hacen de mi el viejo trapo que salía a escena años atrás cuando el personaje a modo de supervivencia cogía las riendas de este caballo loco, que tan manso y poderoso aparece en mitad del verde pasto, como desbocado y sin cabeza recorre la cuadra de hormigón y cemento en la que ahora me hallo.
Y no se trata de huir, se trata de integrar, de ser luz y dejar el espacio justo para que la sombra se sienta parte de este juego, por que la es, y sin ella, nunca llegaríamos a ser ese retrato fidedigno que algún día recordarán los que se queden en tierra firme paseando junto a nuestro legado y huellas, y del que esperemos, sea un lienzo puro, limpio y que haga honor y justicia a todos los "Jorge,s" que fuimos.
Ojalá con esto os haya robado tiempo del mundo insustancioso, y de los dispensadores habituales de dopamina barata que hoy día nos atrapan en sus redes. Busquen estos ratitos de desconexión producente, conexión real, de vida, silencio, pausa, crecimiento personal y sabiduría, que se alberga en las experiencias de algunos otros y otras, pero también y siempre en nuestras entrañas, en nuestra verdad incorruptible, en nuestra humanidad, en nuestra esencia, esa que sale a flote cuando nos permitimos ser y estar, donde no hay porque hacer nada, y lo de ayer ya fue, y lo de mañana, ya lo veremos mañana.
¡Abrazos y gracias!
¡Cuídense, hasta la próxima!
Me ha encantado y como ya te dije en 7 lagunas, voy a ir cada vez más tratando de quitar tiempo a esas malditas redes ..y sobretodo pasando más ratitos conmigo que son increíbles
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