AL MAR, A LA TIERRA Y AL CIELO, BESOS...

Hoy se nos ha ido de este plano físico el "Tito Luis", ya está en calma, como estaba la mar cuando la brisa de poniente le susurraba al oído que tocaba noche de silencio, paciencia y plateadas sombras. La última vez que nos vimos me pediste salud para cuando llegara a Santiago, pero por el camino he pensado que quizá tu sitio tiene más de Atlántico y Muxía, lindo pueblito de pescadores, que de la catedral y su apóstol, no se, perdóname si no es así tito, pero creo y quiero que ese especial trocito de madera que al momento hice tuyo y que llevo conmigo, fluya libre por esas aguas que tanto conocías, admirabas y disfrutabas. Pero fue en la penúltima vista, cuando supe que pronto te marcharías a esa otra, que espero,creo y deseo sea, bonita orilla, mientras nos despedías desde la puerta de tu "faro" de Alborán y en el corto lapso en el que una puerta de ascensor se cierra que nos regalaste una bonita, entrañable y sincera sonrisa de amor y buenos deseos para los que se quedan. Y precisamente con eso me quedo, con esa imagen, con ese encargo, ahora a mi manera personalizado para con tu esencia, y con una noche de pesca y luna llena pendiente, que ya te cobraré cuando nuestras almas vuelvan a encontrarse. La muerte, oscuro trance para la inmensa mayoría de los, valga la redundancia, mortales, ha sido durante muchos años para mi un motivo de insomnio constante, retahíla de pensamientos pesimistas en los que no hallaba sentido alguno al venir a la vida para luego, el día menos pensado irse casi sin despedirse, para después, la nada. Una nada que comprimía mi pecho y me asfixiaba. Una nada que en algún momento de este proceso de transformación vital que voy persiguiendo se ha convertido en un todo, un todo lleno de propósito y sentido, porque si, este cuerpo y esta experiencia es finita, pero la energía que nos llena, nos envuelve y se traspasa no tiene fin, ni forma, y es esa esperanzadora creencia la que me aleja del miedo y el inmenso vacío con el que relacionamos la pérdida. Es también por esto que me siento acompañado y protegido por los que ya no están, y siento a cada paso que doy que esas seis eternas almas me cuidan, me guían y me indican a su manera si estoy pisando el camino que debo, ya sea para equivocarme y aprender, o para ir hacia donde todo estaba orquestado esperando mí paso. Esta noche, en cuanto el sol diga de esconderse, el cielo habrá ganado otra estrella, que mañana en mis primeros pasos iluminará aún más nítidamente mi senda, es por ello que ya no sumo pérdidas, ahora, para mi tranquilidad, prefiero ir contando estrellas. Y para quienes habéis transitado, estáis transitando o vais a transitar la muerte de un ser querido os dejo la siguiente reflexión, que a mí, al menos, me cambio la percepción de las cosas... ¿Hubieseis preferido no conocer a esa persona especial en vuestras vidas para no tener que pasar por el trance de perderla? Yo nunca me había parado a verlo desde esa perspectiva, pero ahora que lo hago, respondo una y mil veces si, a que por mi vida pasen esas personas que le dan sentido y marcan nuestra experiencia a pesar de que en algún momento, y es certeza y parte de la misma, se marcharán sin casi previo aviso. No quiero perderme a ni una de ellas, dure lo que dure, pase lo que pase, merece la pena... Abrazos al mar, a la tierra o al cielo, avisa cuando llegues tito, estaré atento a tus señales. Mañana seguirá el camino y sus bonitas historias e instantáneas, pero hoy, tocaba hacer esta parada,no por ello menos llena de reflexión, significado y simbolismo.

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