¡HASTA SIEMPRE SEBASTIÁN!

Hoy me ha dejado mi fiel compañero de batalla contra la basuraleza, no ha podido más, la suya ha sido una vida corta pero intensa. Nada que reprocharle, estoy seguro de que en su última pinzada ha sentido el orgullo y la plenitud del trabajo bien hecho. Vino a servir al planeta y a cumplir un propósito y lo ha hecho con creces. Y no piensen que solo ha hecho de pinzas, ha hecho de guadaña apartando ramas para proteger mi ya afeitada cara, de reposabrazos aerodinámico en las primeras horas de la ruta cuando había que avanzar kilómetros aprovechando la oscuridad de la noche, y térmico, cuando esa misma postura tras la espalda me proporcionaba calorcito extra en las frioleras madrugadas. También ha sido palo de acrobacias ante el aburrimiento, micrófono en momentos de alta euforia, pero sobre todo, falso fusil de asalto, una engañifa para mi temerosa mente ante los sonidos imprevistos en mitad del camino y la noche. Una postura de experto combatiente que me daba porte, seguridad y la legítima creencia de que bicho o humano que se acercara, al ver la siluetas de tremendo legionario, saldría pitando y deseando que por esta vez, le perdonara la vida. ¡Ea!Así somos los fantasiosos, que de la rotura de un palo sacamos una historia de amor incondicional y superheroes. Teniendo así la coartada perfecta para deciros que hoy no ha habido reflexión trascendental, que es sábado, y que voy a dejar para mañana lo que tenga que decir, que los domingos por la tarde son más tristes, y mucho más triste será, cuando vea que ya no estás junto a mi. ¡Viva el Puchero del Hortelano! En fin, a lo que vamos, la buena noticia es que el viernes llega al ayuntamiento de un pueblito de Salamanca una cajita de mamá con mucho amor la cual incluye a Sebastián II, cosas de la intuición, para que entendáis que lo mío no es hablar por hablar. Y la mejor, es que estoy en Cáceres y me voy a pasearla, si, es de locos, pero aún me quedan ganas de pasear, un casco histórico patrimonio de la humanidad bien merece las penas, así que espero y deseo encontrar una tiendita donde comprar un nuevo cangrejo para seguir cumpliendo nuestro cometido de aquí al viernes, el universo hará lo que tenga que hacer y el planeta lo agradecerá. Si no es así, sintiéndolo mucho, y no saben cuanto, tendré que caminar y mirar para otro lado. ¡Os voy contando!