LA MAGIA DEL CAMINO
No estaba en mis planes parar ahí, pero algo en mi camino interior despertó a la vocecita de la intuición para que en alguno de esos amplios márgenes de conexión que le concedo últimamente me susurrara que efectivamente, la siguiente parada, era obligada.
Y es que trenes pasan todos los días, y a todas horas, pero quizá, el que te va a llevar a ese sitio mágico e inexplorado es uno entre cientos, puede que entre miles, y a ese, solo te subes si estás despierto, si estás vivo, si estás atento, si estás abierto, si estás aquí, si estás ahora...
Y así fue como aquella abandonada estación reconvertida en albergue fue mi linda morada durante algunas horas.
No había llegado al andén en cuestión y ya todo vibraba bonito, el entrañable vecino que me "atracó" nada mas poner un par de alpargatas en su pueblo, dándome todo tipo de claves totalmente desinteresadas y altruistas para que mi estancia en Campanario fuese de lo más agradable, o la mujer de la terraza de la cafetería, que sin mediar más que un buenos días me preguntó que si iba a Santiago y me regaló una pulsera con los colores de Extremadura para que la llevase orgulloso durante el camino.
Pues eso, un cúmulo de circunstancias de esas que no sabes porqué, pero de las que vas intuyendo, que todo hoy, va a salir rodado, va salir bien.
Y efectivamente, a 200 metros de mi escogida espiritualmente parada en el camino, y con el primer vislumbrar del techo elegido, una sensación de gozo y plenitud se hicieron con mi presencia, algo inaudito ya que lo que te suele embriagar en esos últimos metros de cada etapa es la ansiedad y la incertidumbre por llegar cuanto antes, que todo esté bien y poder por fin ducharte, comer como si no hubiera un mañana y descansar con infinita y similar filosofía.
Y por si todo esto no fuese poco, allí estaban Leo y Mili, una moradora y su escurridiza guardiana que combinan a la perfección con toda la magía del ambiente, el humano calor y el vivo colorido que tiñe el albergue más bonito y auténtico de todos por los que he pasado hasta ahora.
El resto, fue la realidad que confirma la vibra, conversaciones de esas en las que no hace falta dar tu punto de vista porque el o la que habló primero ya dijo todo lo que tú divagabas previamente, pintar de colores un día que empezaba algo luctuoso, y un menú delicioso orquestado desde lo simple, pero con el aderezo de las recetas que se hacen con todo el amor del mundo para esa persona especial que sin previo conocer de su existencia ni aviso, hoy, por ser simplemente hoy, y por estar compartiendo un instante de la vida contigo, merece tu fuerza, tu ser y tu tiempo.
Ayer, gracias a Campanario, a su vetusta y coqueta estación y a un ser de luz llegado desde Colombia para entender su camino y llegar al "roalito" que ahora tocaba, me hicieron entender porque elegí esta bendita locura.
Que vuelvo es seguro, andando, a día de hoy, lo dudo.
Por cierto, se puede pintar más grande, pero no más claro, ¡CUIDEMOS EL PLANETA!
, para que nunca se acaben las sombras que nos cobijan.
Y gracias también al patrocinador del alpargataso de hoy, que en pura consonancia con todo lo anteriormente descrito, te cuida, te hace estar suelto y distendido y te da de comer rico. En el corner de una rotonda, la rotonda Europa te espera con los brazos abiertos en su molona "Despensa".
Hola Jorge!! Espero que te llegue el mensaje. Muchos animos y alpargatasos!
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