LO QUE NECESITES...

Ayer, Ana y Gianfranco, dos jóvenes argentinos en busca de experiencias, sueños y conocer mundo y a sus moradores, me abrieron la puerta de su provisional hospedería con una amabilidad y cercanía que no siempre es norma. Para alguien que llega con el peso de los kilómetros, la incertidumbre de lo que se va a encontrar, el agotamiento físico y la paz mental que da el camino, un recibimiento así, le rebaja de golpe todos los kilogramos que porta, y le permite mantener, aun en mezcolanza social el flujo de calma que traía en plena caminata. Más tarde, y ya en casi familiar confianza, estuvimos departiendo sobre lo maravilloso que sería un planeta en el que los brazos abiertos fuesen el símbolo universal del recibimiento humano independientemente del lugar de parada y procedencia de los nativos y de sus nuevos inquilinos. Los que solemos movernos y cambiar de ambiente por unas circunstancias o por las que fuere, bien sabemos del valor de una cálida bienvenida, ya que sentirse como en casa estando lejos, no tiene parangón, justa devolución ni precio. ¡Buenos días!, ¿Qué necesitas?, ¡Por favor! y ¡Gracias!, deberían pasar a ser los cuatro nuevos pilares de la tierra, literariamente no se como funcionaría, pero intra, e interpersonalmente, sería pura magia para la raza humana. De verdad que no cuesta ningún trabajo, y si no lo quieres hacer por los demás, ya que igual te importan una verdadera mierda porque la vida te ha tratado regular y ya no quieres echar cuentas a nadie, hazlo por tí, egoistamente, no pasa nada, y por tu bienestar, la amabilidad y su correspondiente gesto afable que se refleja en el rostro tienen un poder asombroso en nuestro estado de ánimo y en nuestra necesitada de pura química benévola y energizante salud mental. Gracias por todo chic@s, a seguir moviendo la bola terráquea por donde os vibre, y suerte. Y gracias también al patrocinador de hoy, Jose, propietario de la taberna Irish Gallaghers de la Zubia, uno de esos ciudadanos del mundo que intenta siempre arrimar el hombro en cualquier iniciativa que se precie, y que recibió con los brazos abiertos mi proyecto para buscarme por media España una calurosa acogida. Siento no mostraros mucho más del entorno, pero el paisaje es el que es, y en días, incluso semanas no cambia, de ahí que me empeñe en buscar la belleza donde realmente está, en los ojos del que mira y de puertas para adentro.