PUTO CAMINO DE MIERDA

Hoy voy a regalar la vista un poquito a los seguidores del antipositivismo y el pesimismo. No, no todo es mágico, bello y humano en el camino. Sería contaros solo una parte de la historia y para eso ya hay políticos, periodistas, influencers y vendehumos varios, y ya sabéis que a mí últimamente las modas, las normas y los convencionalismos... Para empezar os voy a explicar la foto de portada para otorgarle las letras adecuadas a todo el sinsentido que esconde, para después, una vez arrancada la motosierra continuar talando "pollos" con dos cabezas. No es la primera ocasión, y mucho me temo que no será la última, que me topo con semejante desfachatez. Resulta que esa bolsa en particular, y otras muchas encontradas en general, están hasta arriba de latas, restos de papel albal, servilletas, y embases propios del aperitivo que daba pie a tan ojalá, indigestos bocadillos. Hay que tener poca vergüenza y caradura para creer lavada su conciencia y exenta su culpa dejándolo todo bien recogidito para demostrar un acto de gran solidaridad para con el medioambiente, ya que por tod@s es sabido que lo de ser un irrespetuoso, un irresponsable y un cerdo es solo para los que dejan la mierda esparcida por el perímetro de tan chabacano picnic. En fin, que este es el resumen gráfico, de no se muy bien como llamar, a esta nueva genialidad del "ser humano". Y ya que estamos, hago acopio de irritaciones, escozores, rozaduras, ampollas y heridas con traumatismos varios del camino, y antes de que me genere un malestar mayor lo vomito todo de una, y me libero, y de paso os invito a conocer la otra menos amable pero también realidad de mis idílicas y patrocinadas vacaciones de fin de verano. Da puto miedo, por ejemplo, caminar de frente a un venir de coches incesante a las 6 de la mañana cuando aún la noche no te muestra imponente ni con claridad, con un simple frontalito en la zona de la mente y por una nacional de arcén antirreglamentario echo a medida para tiralineas y funambulistas. Es un puto grano en el alma decir buenos días a todo oriundo con el que te cruzas a primeras horas de la mañana, normalmente en pueblos y ciudades de gran extensión y envergadura, y que algunos, los menos, por suerte, ni te contesten, pero es que me niego a dejarlo pasar, porque debería ser ninguno, no los des si te es inmenso esfuerzo, pero al menos, si te los dan a ti, contesta cojones. También es muy chungo no poder descansar lo suficiente por las altas temperaturas durante la noche, y que al dia siguiente te enfrentes a una etapa a más de 30 grados de media y más de 35 kilómetros de recorrido, en los que no hay nada, ni te cruzas con nadie, donde el cansancio acumulado empieza a martillear la azotea con pensamientos intrusivos de todo tipo menos amistosos, optimistas y de amor infinito. Esos días todo se te tambalea, y te sientes pequeño y gilipollas luchando contra algo inmensamente más grande que tú, pero ya, es ducharme, comer y leeros, y se me pasa. Y que decir de las flechas mal colocadas en el camino, y que para cuando te quieres dar cuenta ya has avanzado 500 metros por donde no era, con sus 500 más de regalo para la vuelta. Toda una gracia. O llegar al pueblo de destino después de 7 u 8 horas de caminata y que al preguntar por un sitio para comer la única opción sea carretera abajo y a un kilómetro y pico...y pala, y pico... y pala. Si supiese la dueña o el dueño del bar que a esas horas del día por comida mato... Por no hablar de los albergues cerrados entre Mérida y la provincia de Cáceres, en pleno emblemático inicio de la Vía de la Plata, que me van a obligar a hacer una etapa de casi 45 kilómetros si no quiero quedarme a pasar la noche en un prado a puro saco y esterillo, lo cual no descarto, pero tampoco me entusiasma, ya que al día siguiente, e imagino que sin haber pegado ojo, hay que seguir caminando. Luego están los dolores de cuello si has tirado más de una cincha que de otra al ajustarte la mochila, o los de espalda, cuando al colocar las cosas algunos gramos de más han caído en un ala de esta que en la otra. Sin olvidar las ampollas, grietas y rozaduras de los primeros días por la habituación al medio y el infierno abrasador en el que se convierten los caminos y carreteras andaluzas y extremeñas en los días pasados de ola de calor extrema. El sonar del despertador a las 3 de la mañana cuando tu cuerpo solo quiere pasar 24 horas en esa postura, y en esa bendita cama. Los calentamientos de cabeza con el mantener a raya el presupuesto para alimentación y hospedaje cuando no hay albergue público, tienda de pueblo o menú del día en el bareto correspondiente, lo que te obliga para sobrevivir a excederte. Despertar solo, desayunar solo, caminar solo, comer solo, pasear solo, cenar solo y acostarse solo...un día, tras otro, tras otro...Maravilloso para la indagación y el autoconocimiento, pero a ratos, apetecería conocerse un poquito menos. Pero sobre todo, lo que más me jode, es la puta mosca cojonera abundante en estas inmensas tierras ganaderas, que acude a mi rostro tras cada iracundo y desesperado aspaviento, os juro que ni medioambiente, ni seres vivos, ni puntas de solomillo, si la pillo, la reviento. Pues eso, que esto también es parte del camino, y consideraba justo y honesto contarlo. Que sería de la vida sin estos ratos de mierda que nos hacen crecer, aceptar lo que venga y ponerte con ello, querer y poder afrontar, saber sostener, aprender a valorar cuando el viento sopla a favor, dejarse abrumar por las emociones menos placenteras pero tan necesarias, darse el permiso de llorar al escuchar la canción que sea que suene porque te queda nada para llegar un día más y llevas los sentimientos a flor de piel, y por supuesto, para comprender e integrar que este camino y el de cada uno de ustedes va de esto, de subidas, de bajadas, de Extasis, de Prozac, de alegrías, de penas, y de con todo ello, buscarle el sentido y continuar viviendo... Pues nada, si alguien aún sigue pensando que esto está pensado y diseñado para mi uso y disfrute, lo espero mañana a las 5 de la mañana en la puerta del hostal Flor de Alándalus de Mérida, dale, que arrancamos... Anda, que me puede lo bonito, lo optimista y lo positivo, y no os voy a dejar hoy sin ello... Gracias a Copisteria La Zubia, y en especial a sus chicas, por la amabilidad y disposición de siempre, por la chulísima camiseta, salvarme el culo con las tarjetas y patrocinar esta etapa con simbólico final y comienzo en la histórica y bonita Mérida. ¡Se os quiere familia, buenas noches!

Comentarios

  1. Buenos días , es verdad que hay momentos y situaciones que te enervan, pero compensa muchas veces las cosas buenas que vivimos, ánimo

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  2. Ya sabes amigo, el valor de los vientos en contra y el trabajo de dominarlos para aprender a volar....lo otro es planear por inercia.
    ( cada texto es más bueno que el anterior, maestro )

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  3. Mucho ánimo mi jorge , tu puedes con lo que te propongas.... no decaigas💪🏾 ya sabes , eterna lucha siempre ❤️

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