ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

En todos los cambios de provincia o comunidad he sentido algo especial, una especie de victoria intrínseca que me acercaba al destino final, que me daba la fuerza y la motivación necesarias para seguir adelante a pesar de las puntuales penurias. Pero pisar Galicia, pisar Galicia era algo más, era un órdago imparable al firme convencimiento de estar en el buen camino, de que esta locura tuviese todo el sentido y de empezar a disfrutar de su marco incomparable para los amantes del senderismo. Sin embargo... Del verde al negro, del entusiasmo a la tristeza y de la ilusión a la rabia. Colores y emociones por las cuales he transitado hoy en el intervalo que va desde la entrada a la salida de un pequeño túnel del tiempo tan real como imaginario. El bajón anímico que he experimentado al darme de bruces con esta desoladora realidad es algo que no se puede explicar por muchas palabras que logre juntar hoy aquí. Nada de lo que vemos en la tele ni en las redes sociales se asemeja lo más mínimo a lo que se vive y se siente cuando se está dentro del horror. Ni imaginarme quiero lo que ha debido de ser para esta gente verse rodeada por las voraces llamas totalmente desbocadas, y tener que aceptar que a partir de ahora toda la vida que veían y oían a través de sus ventanas se tornaría en silencio, muerte y destrucción. Espero y deseo que de ese establo ahora solitario y calcinado lograran sacar a sus vacas, que esos gamos vistos a mansalva por la zona fuesen aquellos días más rápidos que las llamas, que las aves se avisaran las unas a las otras del inminente peligro, y sobre todo, espero y deseo que toda esta tragedia medioambiental sirva para algo. Ya no hay tiempo de mirar para otro lado, este verano ha sido aquí pero el próximo puede ser en la Sierra de Huetor, en la Loma de Dílar o en Cumbres Verdes, y entonces, cuando seamos noticia a nivel nacional, ya será demasiado tarde. Toca pensar en global pero actuar local, es lo que està en nuestra mano, esto no para de acelerar, y de forma individual también podemos ir depositando granitos de arena que con el tiempo se conviertan en montañas. El consumo de agua responsable, cuidar el jardín universal como si fuese el propio de casa, reciclar, la emisión de gases por dar paseitos innecesarios con el coche, las compras de kilómetro cero, avisar a las autoridades "competentes" de posibles entornos de riesgo en futuros incendios, las colillas, las latas y botellas de los arcenes...y así, un sin fin de micro aportaciones que nos harán responsables de un planeta más limpio, más sano y más humano, antes de vivir una de estas en nuestras propias carnes y dedicarnos como siempre después de apagarlo a buscar culpables en las casas los vecinos de la acera de enfrente. Y por supuesto, Educación Ambiental en los colegios, ya. ¿Toca avanzar hacia los retos que nos plantea el futuro no? Pues este es mayúsculo, y nos va a tocar a todos. En cambio, lo que si que ni yo ni otros muchos y muchas han tocado ni han sentido la necesidad de utilizar son las raices cuadradas, las sintaxis gramaticales y las tablas periódicas un solo puto día de nuestras vidas. Educar para la realidad.

Comentarios

  1. Muchas gracias por tus palabras saber que hay personas como tú me devuelve algo de esperanza en la Humanidad. Bienvenido a mi tierra aunque quemada espero volver a coincidir contigo y que todo esté más verde.
    🌈

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tus bonitas palabras, volver a esta mágica tierra siempre es un placer...
    El verde siempre vuelve! 💜

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA ILUSIÓN MUEVE PESTAÑAS

GRACIAS POR CONFIAR EN ESTE BONITO PROYECTO

SER HUMANO