SOY DE LETRAS PERO...
Después de algo más de 1300 km, 1.300.000 metros y casi 2.000.000 de pasos tuve la oportunidad de poner un broche de oro a una experiencia que aun sin ser del todo consciente, a buen seguro, y con el paso de los días, me daré cuenta, me habrá cambiado la vida. Fueron 47 días caminando sin descanso, a una media de casi 30 kilómetros al día, durante 291 horas, o si así lo prefieren 17460 minutos de caminata, en los que atravesé más de 250 poblaciones en las que en todas, por unos motivos u otros, me he sentido como en casa.
Todo esto con el propósito de hacer limpieza y reciclaje, tanto del contenido interior, como del continente que nos acoge. Aproximadamente han sido 176 kg de plástico recogido y posteriormente depositado en su agradecido contenedor amarillo, casi 2 quintales de mierda con el que el ser "humano" a decidido agradecer a la madre tierra su permiso momentáneo para vivir sobre su maltratado vientre. A una media de 2,5 bolsas de 30 litros llenas hasta los topes por etapa, una auténtica salvajada para sitios tan bellos y por los que simplemente pasan unas poquitas de "personas" al día. Por suerte, siempre nos quedarán las altas montañas, ahí, a donde al animal de dos patas le cuesta más llegar, la basuraleza no brilla, gracias a su ausencia, para en cambio, inundar de desagradables vistazos todos los parajes cercanos a las devastadoras urbes de gris y desalmado cemento.
La civilización en su máxima y mínima expresión. Desde la porquería y la triste estampa que dejamos a nuestro paso con los vertederos furtivos y los incendios provocados, hasta la solidaridad y el hilito de esperanza que han dejado tod@s aquell@s que colaboran con estas, y otras causas, y que en su día a día piensan en global cuando actúan cotidiano.
¡GRACIAS!
Más de una treintena de patrocinadores, difusores y colaboradores. Cerca de un centenar de donaciones individuales que han alcanzado un todo impresionante de solidaria respuesta a esta reconfortante y necesaria iniciativa. Alcanzando un total de 2.489,10 euros recaudados para la viabilidad y consecución del objetivo marcado para llevar a cabo tan bonito proyecto. Todo esto me ha permitido hacer un gasto diario contando con alojamiento, dietas, transportes, envíos, compra de material necesario e imprevistos varios de 48,80 €, en los 51 días que he permanecido lejos de casa en los cuales he dormido en 51 camas distintas, dato del que poco se habla pero que ahora me desvela cada noche desorientado sin saber cual es mi ubicación exacta.
Y para terminar este recorrido númerico a la parte cuantificable del camino, agradecer enormemente las más de 4.300 visitas que ha recibido este increíble blog, que hasta el día del apagón final formará parte, guía y forma de un recuerdo mágico e imborrable.
¿Qué hubiese sido de todo esto con un altavoz como el de Instagram? Nunca lo sabremos, lo que si se, es que así, como ha sido, es perfecto, y lo que surja a raíz de esto, bienvenido sea.
Un abrazo enorme a tod@s, e infinitas veces más...
¡GRACIAS!
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