BILLETE SIN ASIGNAR

Son ya diez las horas de autobús, y aún, mientras escribo esto, me restan como otras tres. Si lo se, me bajo andando... Al menos, como premio al tesón de aguantar tantas horas sentado, la oscilación terrestre me obsequia con ver un atardecer en las llanuras de la Mancha. España, a cada hora, y en el punto exacto geográfico, tiene su encanto, y Graná, a donde llego en ná, el suyo, y el de todos las demás. Que ilusionante es partir, y que bonito volver. Es esta una relación tóxica a la que estaré eternamente agradecido y enganchado, contigo, pero también sin ti. El equilibrio imperfecto para un culo inquiento enamorado de los principios y los finales que soportan un nuevo comienzo, pero al que cada vez, le produce más placer el camino que recorre durante, y eso confienme, para mi, y mi autocorregida inmediatez, si que es un verdadero tratado de paz, que hasta donde yo sé, es, cuando las dualidades enfrentadas no han de hacer otra cosa mas que empatar. He pasado un par de días de intensa...